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               Así, sabemos que la innovación y el progreso tecnológico el factor   depende únicamente del Ministerio de Ciencia e Innovación. Los
               fundamental que hace crecer una economía y la prepara para asu-  incentivos para mejorar la cooperación entre los actores, como los
               mir los retos más importantes que tiene por delante. Si queremos   Sexenios de Transferencia, deberían ser amplificados.
               un país más sostenible, más justo y más próspero, el motor de ese
               avance es la innovación. Si, además, queremos un país más autó-  Finalmente, hace falta una apuesta decidida por situar la ciencia,
               nomo y con menor dependencia estratégica, lo que debemos hacer   la tecnología y la innovación en el centro del debate público. La
               es mejorar nuestro ecosistema de innovación.          educación para la innovación y la ciencia, la sensibilización y la
                                                                     apertura de los retos de la ciencia, la tecnología y la innovación a
               Frente a lo señalado en materia digital, España no destaca particu-  la opinión pública es uno de nuestros grandes desafíos. El CSIC está
               larmente en innovación. Tenemos buenas infraestructuras digitales   haciendo importantes avances en este ámbito, con materiales au-
               pero no sabemos qué hacer con ellas. Pese a los avances en los   diovisuales y publicaciones de gran calidad, pero queda todavía
               últimos años, y de acuerdo con el Innovation Scoreboard de la Co-  mucho por hacer.
               misión Europea, España se sitúa entre los innovadores “modera-
               dos”, con cierto progreso en los últimos años pero por detrás de la
               media europea y separándose de los países punteros. España des-  La segunda transición: la sostenibilidad
               tina un 1,43% de su PIB a invertir en I+D, y una cifra similar en in-
               novación empresarial, tanto tecnológica como organizativa. El   Si atendemos a la sostenibilidad, España se sitúa en el puesto
               problema que tenemos no es únicamente de uso de fondos, sino de   décimo en el índice de ecoinnovación, en niveles cercanos a la
               arquitectura de nuestro ecosistema de innovación. España tiene un
               importante desarrollo estratégico tanto desde el punto de vista
               nacional como desde las diferentes comunidades autónomas, pero,
               a la hora de la verdad, nuestro sistema no termina de funcionar.

               España debería marcarse un objetivo ambicioso para mejorar nota-
               blemente su desempeño innovador en los próximos años. Las priori-
               dades deberían establecerse en todos los ámbitos relativos a nuestro
               ecosistema de innovación, desde el compromiso político y la arqui-
               tectura del sistema, hasta la sensibilización de la opinión pública.

               De esta manera deberíamos recuperar el consenso sobre los obje-
               tivos de su política de innovación, renovando un gran acuerdo de
               Estado, pero también reforzando la arquitectura del sistema, con
               una nueva Comisión Delegada sobre Innovación y reforzando la
               cooperación territorial con las Comunidades Autónomas.

               La seguridad jurídica es otro de los aspectos clave de nuestro sis-
               tema de innovación. La reciente ley de Ciencia, Tecnología e Inno-
               vación podría reforzarse con una nueva regulación sobre innovación
               empresarial y una definición clara, unívoca y precisa de lo que es
               una empresa innovadora, algo que, a fecha de hoy, no termina de
               estar claro en nuestro sistema. Otros aspectos regulatorios, como
               las ventanillas únicas, el establecimiento de procedimientos estan-
               darizados y la definición a priori de las actividades de innovación
               podría facilitar mucho la inversión de las empresas.

               En tercer lugar, la financiación es clave, aun sabiendo que no lo es
               todo. Nuestro sistema de incentivos fiscales a la innovación y las
               bonificaciones para la contratación de personal investigador podrían
               ser más ambiciosos: España no destaca particularmente ni en su
               cuantía ni en su eficiencia, como ya revisó la AIReF y la comisión de
               expertos sobre la reforma tributaria. Hay mucho que mejorar en este
               ámbito, también en lo relativo a los instrumentos existentes. España,
               por ejemplo, se encuentra también lejos de la extensión de la Compra
               Pública Innovadora, de manera que su uso generalizado está todavía
               muy lejos de ser logrado. Este tema es especialmente relevante con
               los fondos Next Generation encima de la mesa y con las nuevas
               orientaciones del Green Deal Industrial de la Unión Europea.

               En cuarto lugar, España debe reforzar su ecosistema de innovación
               y facilitar la cooperación entre los diferentes agentes y la transfe-
               rencia del conocimiento. España acaba de presentar un magnífico
               plan de transferencia del conocimiento científico que debe ser ac-
               tivado y ejecutado con decisión, algo que lamentablemente no



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