Page 24 - Tendencias 2019
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T  E  N  D  E  N  C  I  A  S
                                                                            2 0 1 9




                                                                     El tercer asunto no compete sólo a España, sino al mundo entero.
                                                                     Ya lo he mencionado: la lucha contra el cambio climático. En esta
                                                                     cuestión no existen fronteras ni identidades nacionales. Los océa-
                                                                     nos no se detienen ante un límite administrativo o histórico. La
                                                                     temperatura no se frena en una comunidad autónoma o en una
                                                                     ciudad. La degradación medioambiental atraviesa continentes.

                                                                     Por eso es imposible avanzar si no hay un acuerdo común de la
                                                                     sociedad en su conjunto. De las empresas, de las administraciones
                                                                     públicas, de las instituciones y los ciudadanos. Es necesaria la ac-
                                                                     ción y es necesaria la pedagogía. Es necesario dar la voz definitiva
                                                                     a los científicos y apartar a los que niegan la ciencia. No es ideolo-
                                                                     gía, es solo conocimiento y ciencia.

                                                                     Sin la transición ecológica que nos lleve a un planeta limpio, soste-
                                                                     nible y seguro, el resto de las políticas que se puedan establecer
                                                                     no tienen sentido: la educación o las pensiones no servirán de nada
                                                                     en una casa vacía, en un lugar inhabitable.

                                                                     El empleo es el cuarto asunto en el que quiero detenerme. En este
                                                                     ámbito, las diferencias ideológicas entre los distintos partidos sue-
                                                                     len ser más afiladas: hay quienes piensan que el mayor progreso se
                                                                     consigue desregularizando, dejando la iniciativa casi total a los
                                                                     actores económicos para establecer las condiciones de su relación;
                                                                     y hay quienes creemos que las administraciones públicas -la ley
                                                                     tienen el deber de forzar equilibrios en una relación desequilibrada
                                                                     por naturaleza. Proteger al más débil frente al más poderoso. Im-
                                                                     pedir abusos.

                                                                     Es necesario refundar el pacto social con un nuevo Estatuto de los
                                                                     Trabajadores que establezca el marco de acción de las relaciones
                                                                     laborales en España. Dejando espacio, sin duda, para las políticas
                                                                     económicas diversas que los partidos políticos pueden legítima-
                                                                     mente emprender, pero preservando algunos valores primordiales
                                                                     que fueron barridos en la última reforma laboral del Partido Popular,
                                                                     como la negociación colectiva de los convenios.

                                                                     No podemos resignarnos a la precariedad, a la temporalidad infini-
                  La regulación legal de la                          ta, a la desprofesionalización de algunos sectores y a la sobrecua-

                  eutanasia, no entrará en las                       lificación laboral. Un joven que emprende un proyecto de vida y
                                                                     realiza unos estudios profesionales o universitarios con el propósi-
                  conciencias y en las creencias                     to de encontrar después un empleo en el sector en el que se ha
                                                                     formado y obtener un sueldo estable y digno debe tener la oportu-
                  de aquellos que opinan que su                      nidad de hacerlo. Que sean sólo el talento y el esfuerzo los que
                                                                     pongan límites, no la estructura perversa del mercado laboral.
                  vida debe preservarse                              Y esto nos lleva al quinto asunto que afecta a la visión de país que

                  mientras la biología lo haga                       creo necesario compartir: el que tiene en su centro las necesidades
                                                                     de los jóvenes. La formación, el empleo y la vivienda, las tres patas
                  posible                                            de un proyecto de vida autónomo. Algunos tópicos se desgastan a
                                                                     fuerza de usarlos, pero no por ello pierden su verdad. Uno de ellos
                                                                     dice que los jóvenes son siempre el futuro de un país. O, puesto del
                                                                     revés, que ningún país tiene futuro si no cuida a sus jóvenes.

                                                                     España ha descuidado a sus jóvenes en esta última década perdida.
                                                                     Muchos de ellos, con preparación suficiente y con ambiciones, tu-
                                                                     vieron que marcharse a otros lugares para poder progresar. Otros
                                                                     se quedaron estudiando interminablemente, con la convicción de
                                                                     que en algún momento llegaría su oportunidad. Otros más encon-
                                                                     traron trabajos mal pagados o provisionales que no les permitieron
                                                                     emanciparse. Hay, así, una generación rota que es preciso recom-
                                                                     poner. Y tenemos, sobre todo, la obligación moral de que eso no
                                                                     vuelva a ocurrir nunca más.



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