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sabio, nos recuerda que llegar a comprender y valorar el paisaje del reflexión. Por eso no es extraño que, desde Aristóteles, caminando
que formamos parte ha sido un camino largo, porque “lograr ver un se hayan inspirado filósofos, escritores, músicos, poetas y científi-
territorio como paisaje corresponde a un nivel superior de civiliza- cos, como Stevenson, Nietzsche, Kierkegaard, Rousseau, Thoreau,
ción. La cultura impregna el lugar y permite su comprensión como Dickens, Joyce y muchos más; pues como escribió el sabio ginebri-
paisaje”. no Horace Benedict de Saussure: “El camino permite entregarse al
delicioso ensueño y a las ideas amables, variadas y nuevas que se
Desgraciadamente todavía hay muchos que en lugar de paisajes presentan en tumulto al espíritu”. O establecemos un diálogo mutuo
sólo ven solares. Y donde hay bosques calculan las ganancias de con lo que nos rodea y con nosotros mismos, algo que ya adelantó
cortar la madera y no el perjuicio que esa tala tendría para la so- Antonio Machado, cuando afirmó hablar “con el hombre que siem-
ciedad. Sólo piensan en la utilidad mercantil, no en la utilidad social pre va conmigo”. O llegar a conmoverse al observar un paisaje, igual
y, mucho menos, en el verdadero valor ecológico de ese bosque. Ya que le sucedió a Giner de los Ríos en 1886, viendo un atardecer en
lo dijo Machado, sólo el necio confunde valor y precio. El reciente- Guadarrama: “No recuerdo haber sentido nunca una impresión de
mente fallecido Nuccio Ordine, en su imprescindible obra “La utili- recogimiento más profunda, más grande, más solemne, más verda-
dad de lo inútil” escribió que lo que consideraba realmente útil “es deramente religiosa”.
todo aquello que nos ayuda a hacernos mejores”. Y sin duda dejar
de ver el territorio como algo gratuito que podemos explotar y
destruir, para comenzar a verlo como un bien común que necesita- Una alternativa realista
mos conocer y proteger es uno de los actos más útiles que pode-
mos, y debemos, realizar hoy en día. Un salto en el grado de civili- Hoy el senderismo nos ofrece una oportunidad única. Caminar,
zación de nuestro país. desde luego, es la alternativa más saludable y barata para todos
los ciudadanos. Pero hoy, además, puede ayudarnos a fijar pobla-
Necesitamos los grandes paisajes naturales para que nos acojan y ción en lugares que la están perdiendo, iniciando una pequeña
nos asombren, son los últimos reductos de la belleza, la soledad y economía a escala local. También permitiría mostrar a los millones
el silencio. Apenas nos quedan en España. El paisaje también posee de turistas que cada año nos visitan, el interior de la península, los
asperezas al tacto, luces deslumbradoras que llenan nuestra cabe- bosques y ermitas perdidas, las costumbres rurales, sus montañas
za de imágenes sorprendentes y ensoñadoras, instantes capaces y ríos, los museos y los monumentos, la gastronomía, sus frutas,
de fijarse en nuestra retina para siempre. Por ello, caminar requie- vinos, quesos y aceites. Pequeños proyectos puestos en marcha,
re una buena forma física pero también una participación activa, en los que he participado, como el Walking Festival de Tenerife o
un ritmo de contemplación, un contacto con el paisaje y la utiliza- los Caminos Naturales del ministerio de Agricultura, demuestran
ción de todos los sentidos, sólo de esta forma la experiencia se que con una pequeña inversión se consiguen resultados especta-
completa. Caminando los sentidos se empapan de la tierra que se culares. Ya sabíamos que los viajeros que caminan contaminan y
pisa, con los diferentes olores y sus peculiares sonidos. En cuanto ensucian menos, convirtiéndose en un turismo más sostenible, más
abandonamos las ciudades y nos ponemos a caminar encontramos respetuoso y más limpio. No se concentran en lugares de costa y
rincones que nos hacen sentir la grandiosidad de la Tierra nuestro playa ni en los centros de las ciudades, muchos completamente
planeta y recuperamos nuestra estatura real en el mundo en que saturados y contaminados, sino que se reparten en pequeños alo-
vivimos. Descubrir nuestra pequeñez no nos hace más débiles sino jamientos rurales. Incentivan la creación de pequeñas empresas,
más conscientes y humildes. Caminando sólo existe la medida de como guías de los lugares y productos locales. De media consumen
nuestros pies, el ritmo más natural de transcurrir por la Tierra y más, pernoctan más noches y se vuelven a sus lugares de origen
descubrir el paisaje que nos rodea y se transforma en emoción. Así convirtiéndose en embajadores de los lugares visitados. En muy
terminamos llevando dentro de nosotros montañas, valles y bos- poco tiempo son el mejor reclamo de esos lugares. Cuando se les
ques, y en todos esos lugares dejamos algo de nosotros. Solo lo que pregunta terminan hablando de experiencias profundas más que de
se conoce se puede amar y cuidar. turismo convencional. Repiten y se lo cuentan a sus amigos, ponien-
do en marcha mecanismos que cambian la economía y la percepción
Caminar, como se ve, es nuestra forma natural de desplazarnos y de los paisajes y nuestra relación con ellos. Es la mejor forma de
puede estar al alcance de cualquiera. Sólo hay que ponerse en conservarlos y preservar nuestro patrimonio natural.
marcha, no conformarse con ver pasar la vida por la ventana o la
pantalla del ordenador.
¿Qué deberíamos hacer…?
No hay excusas para quedarse en casa. En realidad estamos dise-
ñados, por dentro y por fuera, para caminar. Y hay muchos atracti- Lo primero ponernos a trabajar. Deberíamos hacer un inventario de
vos y razones para hacerlo. No hay nada mejor que una caminata cuantos caminos existen en España (que se podría ampliar con un
para ejercitar todo el cuerpo, ni que active más el pensamiento y la convenio con Portugal, de cara a extender una red de caminos pe-
Treinta minutos diarios de actividad física durante cinco veces a la
semana, le sirven a una persona sedentaria para reducir a la mitad
el riesgo de morir en los 10 años siguientes
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