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INVERTIR EN SEGURIDAD
Ángel Macho Díaz. Director de INFODEFENSA.
La situación que vivimos los ciudadanos europeos nos ha hecho
ver la fragilidad de nuestro modelo de sociedad. La realidad de la
pandemia de la COVID, el incremento de catástrofes naturales, y
finalmente la vuelta de la guerra al territorio europeo tras el ataque
ruso a Ucrania iniciado el pasado mes de febrero, son factores que
nos han hecho ver la importancia que tienen la seguridad y la de-
fensa. La crisis de la energía y de abastecimiento de materias pri-
mas han añadido valor a la idea de autonomía estratégica que se
nos venía presentando desde Europa sin que quizás fuésemos de-
masiado conscientes de sus razones.
Tanto seguridad como defensa son bienes públicos intangibles que
están en la base del resto de políticas sociales. Sin seguridad no Tanto seguridad como defensa
puede haber bienestar y sin capacidad de defensa no será posible
responder a las amenazas a nuestro modelo social cuando estas se son bienes públicos intangibles
materializan.
que están en la base del resto
La reacción de los ciudadanos ante la situación que vivimos ha sido de políticas sociales
ejemplar. Los europeos, y también los españoles, hemos tomado
conciencia de la necesidad de disponer de recursos para garantizar
nuestro modelo de vida ante tales amenazas cualquiera sea su tipo.
El papel de las administraciones públicas para garantizar los servi-
cios básicos es esencial. En este contexto, la contribución de las
Fuerzas Armadas en servicio de las diferentes autoridades del Es-
tado se ha mostrado como un elemento imprescindible. Desde el
apoyo sanitario durante la pandemia, hasta el proporcionado a los
ciudadanos de La Palma, pasando por el refuerzo a las autoridades
en Filomena o a la lucha contra los incendios que nos asolan duran-
te este verano, las Fuerzas Armadas han estado muy presentes. Sin
embargo, en último extremo la realidad de la guerra nos recuerda,
además, el valor único de los Ejércitos para cumplir sus misiones
propias y la necesidad de disponer de herramientas operativas
militares que puedan prevenir, disuadir y finalmente responder a la
amenaza si finalmente se produce una agresión directa mediante
el uso de la fuerza armada. También España y sus soldados han
reaccionado, siguiendo las directrices políticas, reforzando con un
amplio abanico de capacidades las necesidades de nuestros alia-
dos, materializando el principio básico de la solidaridad, mientras
continuaban con su despliegue operativo tanto en territorio nacio-
nal como en otras zonas de operaciones.
En este marco, el papel de la industria de defensa ha cobrado una
importancia relevante. Su contribución no solo es necesaria, sino
que es imprescindible. Se trata de capacidades que se ponen no
solo al servicio de las Fuerzas Armadas, si no de todas las adminis-
traciones y del conjunto de la sociedad proporcionando un soporte
que es estratégico para responder ante situaciones muy diversas.
Pero son capacidades que no se improvisan, que no han surgido de
la nada, que son el fruto de décadas de esfuerzo y que es necesario
mantener y mejorar.
España cuenta con un sector industrial de defensa muy poderoso.
Su desarrollo, especialmente en las últimas tres décadas ha sido
muy significativo y se ha producido gracias a políticas establecidas
con visión a largo plazo, en los que la colaboración entre diferentes
ministerios ha sido fundamental, y que han propiciado una impor-
tante contribución en distintos ámbitos. Recordemos que entre
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