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A R T Í C U L O S DE
O P I N I Ó N
Aprendiendo a pilotar con menos estelas
Cuando examinamos las Las estelas se forman cuando los aviones vuelan a través de capas
alternativas posibles, de humedad y pueden persistir como cirros durante minutos u horas,
según las condiciones atmosféricas. Si bien estas nubes adiciona-
vemos que no existe una les pueden reflejar la luz solar hacia el espacio durante el día,
también atrapan grandes cantidades de calor que, de otro modo,
trayectoria creíble para una abandonarían la atmósfera terrestre. Esto crea un efecto de calen-
tamiento neto que puede medirse en unidades equivalentes a las
reducción seria de las de combustión de keroseno. Evitar volar a través de áreas que crean
estelas puede reducir el calentamiento. Sus efectos sobre el CO
emisiones de gases de son del orden de los propios de la combustión propiamente dicha
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efecto invernadero aproximadamente el 35% del impacto del calentamiento global de
la aviación. El desafío es saber qué rutas de vuelo crearán estelas.
procedentes del tráfico Un grupo de multinacionales se ha hecho con grandes cantidades
de información sobre el fenómeno (imágenes de satélites, datos
aéreo meteorológicos, rutas de vuelo, etc.) a las se han aplicado técnicas
de IA para desarrollar mapas de pronóstico de estelas, con el obje-
tivo de saber si los pilotos pueden elegir rutas que eviten la creación
de estelas, tal como hacen para evitar las molestas turbulencias.
Los resultados muestran que los pilotos pueden reducir las estelas
en un 54 %. Este es el primer punto de prueba de que los vuelos
comerciales pueden evitar las estelas de forma verificable y, por
tanto, reducir su impacto climático. Esta tecnología promete evitar
las estelas lo que la convierte en una medida rentable para reducir
el impacto climático de volar.
A modo de conclusión
Las dudas sobre la viabilidad de las diversas tecnologías están a
flor de piel. La cuestión más compleja está en la aviación de larga
distancia. En las rutas de corta distancia, algún día podremos sus-
tituir los trenes por aviones eléctricos. En los trayectos de media
distancia, podríamos utilizar aviones propulsados por hidrógeno.
Pero para cruzar el Atlántico o ir a Australia, la industria no tiene
ninguna solución que ofrecer. Los vuelos de larga distancia son el
punto crucial, y hasta la fecha no sabemos cómo prescindir del
keroseno para estos vuelos, ¡o tendremos que replantearnos nues-
tra relación con el tiempo de viaje!
Cuando examinamos las alternativas posibles, vemos que no exis-
te una trayectoria creíble para una reducción seria de las emisiones
de gases de efecto invernadero procedentes del tráfico aéreo. ¿No
deberíamos simplemente reducir el tráfico o utilizar los aviones de
otra manera? El turismo, con todos sus empleos asociados tiene
que determinar su propio escenario, a pesar del optimismo que
rebosan las cifras del verano de 2023. Europa encara una nueva era
del clima extremo, que va a transformar la economía, lo que sor-
prendentemente está siendo compatible con el dato que los espa-
ñoles podemos cerrar 2023 siendo el sector turístico el 12,9% de
nuestro PIB. •
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