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Si a ese cambio de paradigma le añadimos el otro salto que ha dado nuestra realidad, la realidad en la que, como náufragos aislados y
la humanidad al pasar del mundo analógico al mundo digital, tene- perdidos en medio del océano, hemos permitido que valores como
mos la tormenta perfecta. Hoy todo pasa rápido, muy rápido, sin solidaridad, compromiso o generosidad hayan dejado paso a indi-
darnos tiempo a enterarnos de lo que verdaderamente está ocu- vidualismo, egoísmo y mediocridad.
rriendo. Y en ese océano de la idiocia en el que hemos naufragado
somos muy vulnerables porque nos han hecho ser tremendamente No es casualidad que los referentes de la gente del 15M fueran
fáciles de manipular. Muchos medios de comunicación, al unísono, octogenarios. Tras los Hessel, Sampedro, Saramago o Galeano han
publican a sabiendas titulares que son falsos. De nada sirve que en venido los influencers. Nuestra generación, la de los baby boomers,
el cuerpo de la noticia nos expliquen la verdad, si es que lo hacen, ha pasado por este mundo sin dejar huella, sin ser referente para
porque saben perfectamente que no pasamos de los titulares. La nadie. A unos los adormecieron con la heroína y al resto con el
información ha dejado paso a la manipulación. Estamos en la era Estado del bienestar, el camino de la revolución con la que soñába-
del todo vale: fake news, mentiras, descalificaciones, insultos, es- mos duerme bajo los restos de la ruta del bacalao o de la letra
lóganes vacíos de contenido… La velocidad a la que todo está pequeña de una hipoteca. La lucha de clases sigue viva, aunque
cambiando hace que no profundicemos en las cosas, que nos que- como bien dijo el multimillonario Warren Buffet, la están ganando
demos en la superficie. Si a ello le unimos nuestra renuncia a la los ricos. No es de extrañar que la ganen en un mundo donde ser
capacidad de pensar, a formarnos nuestra propia opinión, podemos de clase obrera ha pasado de ser un orgullo a ser una vergüenza.
empezar a entender que los influencers hayan desterrado a los in- Hoy todos somos, o nos creemos, clase media. Haber cambiado las
telectuales, o que nuestros referentes hayan pasado del Che Gue- fiambreras de latón por las de Guzzi nos hace creernos superiores.
vara y Nelson Mandela a Belén Esteban y Tamara Falcó. Esa es No nos damos cuenta de que siguen siendo fiambreras, más bonitas
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