Page 152 - Tendencias 2023
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cuando las mujeres tengan el poder porque ellas rara vez usan la
violencia para resolver sus problemas y nosotros rara vez dejamos
de hacerlo»
Es ahí, en movimientos como el feminista o el de la gente joven
movilizándose por la salvación del planeta, donde podemos encon-
trar luces que nos iluminen, y es ahí, junto a esos movimientos,
participando activamente en ellos, donde las gentes de la cultura
podemos y debemos echar una mano. En este mundo que nos ha
tocado vivir, esos movimientos son las luces que iluminan el cami-
no y nosotros, quienes nos dedicamos a la cultura, los espejos que
empujen a la gente a caminar.
Acaban de celebrarse unas elecciones generales en las que, contra
todo pronóstico, la unión de la derecha con la extrema derecha no
ha ganado. Gran noticia, sin duda, pero no debemos quedarnos
tranquilos confiando en que la amenaza ha pasado. Que casi todo
el mundo diera por sentado su triunfo como algo inevitable o que
la extrema derecha siga teniendo en pleno siglo XXI tres millones
de votos en este país, son claros avisos de lo que puede llegar a
pasar si seguimos adormecidos por las redes, los medios, el entre-
tenimiento y ese monstruo voraz y siempre hambriento del indivi-
dualismo. No estamos solos, compartimos este mundo con miles
de millones de personas, personas a las que necesitamos y nos
necesitan, personas a las que no conocemos o de las que casi no
sabemos nada (¿Quién puede hoy nombrar, por ejemplo, cinco es-
critores contemporáneos negros, o cinco autoras chinas, o cinco
poetas árabes?) personas que dependen de lo que hacemos como
nosotras y nosotros dependemos de lo que hacen. Les va, y nos va,
la vida en ello. Esta vieja nave que nos lleva está haciendo aguas,
cada día está más deteriorada y tiene menos posibilidades de lle-
varnos a buen puerto. Todas y todos estamos llamados a trabajar
juntos para reparar los desperfectos, para taponar esos agujeros
que amenazan con arrastrarnos a todos al fondo. Por primera vez a
lo lago de la Historia, la humanidad tiene que remar unida y en la
misma dirección, cada cual con las fuerzas que tiene o que le que-
dan, y debe remar solidariamente porque si solo reman quienes
ocupan los remos de un costado la nave girará sempiternamente
en redondo, y nunca avanzará. Pero ¿cómo podemos remar si no
confiamos en quien tenemos a nuestro lado, si ni siquiera lo cono-
cemos, o peor aún, si le tenemos miedo porque lo consideramos
una amenaza? Solo cuando conocemos a alguien podemos llegar a
entenderle, a respetarle, a confiar en él. Y es ahí donde la cultura
puede y debe jugar el papel más importante al que se ha enfrenta-
do hasta ahora: acercarnos, darnos a conocer, abrirnos a que co-
nozcamos, ayudarnos a vencer nuestros miedos, a superar nuestras
desconfianzas, animarnos a tender la mano a quien tenemos a
nuestro lado, empujarnos a no rendirnos, invitarnos a que recupe-
remos la capacidad de pensar y rescatemos los valores que perdi-
mos, ayudarnos a que de verdad entendamos lo que significan pa-
labras como justicia, igualdad, libertad o solidaridad y las hagamos
nuestras. •
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