Page 177 - Tendencias 2019
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A r t í c u l o s de
o p i n i ó n
nuestro mercado de trabajo son los grandes retos a los que nos
enfrentamos.
Empoderar a las personas es reconocer sus derechos. El reconoci-
miento de la formación a lo largo de la vida debe estar garantizado
por un esfuerzo colectivo. Debemos apoyar a las personas en las
transiciones del futuro del trabajo bajo los principios de solidaridad
y de reparto de los riesgos, amparando sus necesidades a lo largo
de su ciclo vital.
En segundo lugar, y junto a la necesidad de apostar por la formación
continua a lo largo de toda la vida laboral, no podemos olvidar que
la relación entre el trabajo y la sociedad pasa por potenciar el papel
de la mujer en el mercado de trabajo. Por ello, otra de las grandes
prioridades de nuestro Gobierno es el sello feminista en su forma
de hacer política. Pese a los avances logrados, somos conscientes
de que sería una irresponsabilidad ser optimistas en este tema
cuando las mujeres siguen sufriendo desigualdad y precariedad en
el mercado de trabajo y aún hoy, tenemos que seguir hablando de
brechas en su participación en el mercado de trabajo, de brecha
salarial y, en consecuencia, de brecha en pensiones.
He seguido muy de cerca el trabajo de la 108ª reunión de la Confe-
rencia Internacional del Trabajo de la OIT para la redacción del
Convenio 190 sobre la «Eliminación de la violencia y el acoso en el
mundo del trabajo» y confiamos, en que, una vez ratificado por los
países, sirva para acabar con esta lacra social.
Para que los ahora frágiles avances en igualdad se consoliden,
nuestro Gobierno ha implantado a nivel nacional medidas dirigidas
a alcanzar más transparencia en los salarios mediante la obligación
a las empresas de más de 50 trabajadores de elaborar Planes de
Igualdad y otras dirigidas a que a avanzar en corresponsabilidad,
como la equiparación de los permisos de padres y madres por na-
cimiento y cuidado de hijos. Además, valoramos la economía del
cuidado financiando las cuotas de seguridad social para los cuida-
dores no profesionales de las personas en situación de dependen-
cia que son en su mayoría mujeres.
Y muy relacionado con este logro de la igualdad entre mujeres y
hombres en materia salarial, quiero destacar la subida del salario
mínimo interprofesional a 900 euros, que ha permitido acabar con
aquellos empleos de extrema precariedad que no permitían a sus
perceptores y familias llevar una vida digna. La mejora del SMI
afecta en su mayoría a mujeres, ayudando a reducir la brecha de
género, con efectos directos en la brecha en pensiones, y contri-
buyendo a garantizar la sostenibilidad del sistema de Seguridad
Social.
No podemos olvidar que la
relación entre el trabajo y la
sociedad pasa por potenciar
el papel de la mujer en el
mercado de trabajo
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