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A R T Í C U L O S DE
O P I N I Ó N
Hasta hace poco, un territorio donde se ubicase una instalación de
Es correcto hablar con la renovables recibía unas compensaciones económicas efímeras y
sin mucha planificación: tributaciones locales muy altas, instala-
institución, pero falta más, ciones municipales, arreglos de municipios o caminos por ejemplo
en lo público y buenas rentas a los propietarios del terreno. Todo
hablar con la gente. Hablar esto puede estar bien, pero no genera futuro, genera rentas e
instalaciones que con el paso del tiempo no hay fondos para man-
no es contar y hacerse tener polideportivos sobredimensionados, parques industriales
vacíos, piscinas sin apenas uso…Se preguntaba en esos casos al
entender, sino escuchar, alcalde y se acordaban esas compensaciones. Sin duda es correc-
to hablar con la institución, pero falta más, hablar con la gente.
tener la disposición de Hablar no es contar y hacerse entender, sino escuchar, tener la
disposición de entender y aprender y, como consecuencia de ello,
entender y aprender hacerse entender.
Estas compensaciones han potenciado en muchos casos el aban-
dono de la actividad e incluso del municipio. Con esas rentas no
solo se deja de trabajar el campo, sino que se acaba residiendo en
el gran municipio más cercano, por servicios y calidad de vida.
Profundizamos, sin querer, en el despoblamiento rural y de su acti-
vidad.
El mundo rural siempre aportó recursos al resto del país: personas,
alimentos, turismo, recursos forestales… y en muchos casos a
cambio de poco o nada. Tiene su lógica pensar que debe existir un
retorno justo y de futuro.
El territorio rural puede generar energía de forma limpia sin duda,
y especialmente en el aprovechamiento del Sol, como lleva hacien-
do siglos. Debe ser esta posibilidad una oportunidad de generar un
retorno que, no solo retenga población, sino que aumente la capa-
cidad de innovación y desarrollo de la región. ¿Por qué quedarnos
solo en la generación energética? Podemos crear a nivel provincial
entornos de liderazgo formativo de profesionales a nivel nacional,
si sabemos gestionar a partir del Sol, sabremos contarlo y formar
profesionales. Si podemos tener instalaciones modernas y de ulti-
ma tecnología, podemos participar en su fabricación. Y si tenemos
una tradición agrícola, forestal y ganadera de apego al territorio
desde lo rural, sabremos buscar la mejor forma de compatibilizar
los dos sistemas de forma justa para los municipios, ambientalmen-
te correcta y económicamente viable.
De esta manera la construcción de instalaciones de energía reno-
vable se erige como una oportunidad desde el diálogo, la visión a
futuro y pensando desde el territorio, no desde despachos alejados.
Hay que ponerse las gafas de quien vive en el territorio, no desde
nuestra “percepción” de lo que puede necesitar. Un buen ejemplo
es el aprovechamiento de las líneas de internet que se usan para
tele gestionar estas instalaciones. Con una pequeña inversión se
puede aprovechar este “internet oscuro” para llevar al municipio
todas las capacidades de la digitalización. Hablamos de que un bar
o un restaurante sin poder admitir el pago con tarjeta pierde el 28%
de las ventas, o que los servicios de salud, educativos y básicos
sean accesibles. Si además se puede teletrabajar, genial.
¿Es alocado pensar que quienes aporten energía al resto del país
puedan tener esta a precios más baratos para su uso y sus nego-
cios? ¿Podemos pensar en crear comunidades energéticas de au-
toabastecimiento rural con los fondos generados por las grandes
instalaciones en su territorio? Sería una forma de compensar direc-
tamente a la población y de atraer inversores, pequeños y grandes
negocios que vean que ubicarse cerca de un parque de renovables
es una oportunidad rentable.
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