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A r t í c u l o s de
o p i n i ó n
En este sentido, y en primer lugar, potabilizar el agua captada y
devolver el agua a la naturaleza en iguales, o mejores, condiciones
de las que contaba en su captación es un reto cuya consecución,
pese a la creciente complejidad y exigencia de la legislación, está
garantizado por las herramientas con las que cuentan las empresas
gestoras especializadas, que disponen de capacidad, medios y
tecnología para prevenir problemas de contaminación y garantizar
la calidad del agua devuelta a la naturaleza.
Numerosas acciones demuestran que el cuidado por el medioam-
biente es un objetivo en todas las áreas de la empresa, una actitud
que compartimos con nuestros usuarios. Como ejemplo podemos
citar que actualmente Aqualia es la compañía del sector con mayor
número de clientes adscritos al servicio de e-factura. También que
ha sido el primer operador en calcular la huella de carbono para
todas sus actividades y, a día de hoy, realiza una firme apuesta por
el desarrollo de nuevas tecnologías. Hechos como los señalados,
que son solo un botón de muestra, nos permiten llevar a cabo una
gestión más sostenible y eficiente, así como la mejora en el uso de
los recursos energéticos y soluciones frente al cambio climático.
Así mismo, una inversión cercana a los 34 millones de euros en
infraestructuras, solo en 2018, refleja el compromiso de la compañía
con las comunidades de las que forma parte. El gran desafío es
seguir creciendo como una compañía global manteniendo siempre
la perspectiva local.
La sostenibilidad económico-financiera es la base sobre la que
deben apoyarse las otras dos dimensiones. La Directiva Marco del
Agua (DMA) exhorta a los estados miembros a la recuperación de
todos los costes relacionados con los servicios del ciclo integral del
agua y que se lleva a cabo a través de los recibos que pagan los
ciudadanos como usuarios de los mismos. La ruptura de ese equi-
libro costes-ingresos pone en peligro la viabilidad de la empresa y,
en consecuencia, la sostenibilidad de las otras dos dimensiones la
social y la medioambiental. De producirse, entraríamos en otro
escenario, cuestionado por las directivas comunitarias, en el que el
servicio debería financiarse mediante otro tipo de recursos públicos,
como las subvenciones.
En nuestra empresa trabajamos siempre en una estrategia a largo
plazo, lo que garantiza un crecimiento estable y sólido. Esa ha sido
siempre nuestra manera de actuar y sigue guiando nuestros pasos
hacia un gran reto: el de seguir creciendo sin perder de vista nues-
tra esencia.
Y todo estructurado bajo un sistema de gobernanza basado en la
ética y la transparencia que refuerza la posición de la compañía de
cara a los retos futuros.
Bajo esta triple concepción de la sostenibilidad, los operadores
aceptamos los retos que se nos plantean como aliados estratégicos
de la administración pública en la prestación de los servicios públi-
cos relacionados con el agua. Para que esta colaboración públi-
co-privada funcione en beneficio de los ciudadanos es necesario,
más allá de la profesionalidad de las empresas gestoras, un entor-
no regulador que establezca unas bases claras sobre las que medir
y garantizar la triple sostenibilidad. Y en esa tarea estamos.
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