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UNA CONTRIBUCIÓN


                     INESPERADA



                     Jaime Muñoz, Daniel García. Voluntarios ATD Cuarto Mundo.



                     «Todo ser humano, todo grupo busca una comprensión de sí mismo
                     y de su situación que le permita alejar las inseguridades y los temo-  Un buen momento para
                     res, y controlar su destino en vez de sufrirlo y temerlo.»
                                                                             preguntarnos: ¿qué se espera
                                                        Joseph Wresinski
                                                                             de mi?, ¿de mi profesión?,
                                                                             ¿de mi medio social?

                     En este tiempo de pandemia y de encierro obligatorio hemos   ¿Sirvo para algo?
                     visto como se ha puesto de manifiesto en los medios de comunica-
                     ción y en los gestos del vecindario el reconocimiento creciente de
                     ciertas profesiones, ocupaciones y empleos en cuanto a su contri-
                     bución al bien común. Así, hemos visto como junto a profesionales
                     del mundo sanitario se ha visibilizado y aplaudido también la entre-
                     ga y utilidad de otros trabajos, en principio poco reconocidos, como
                     los del personal de limpieza, transporte, comercio de alimentación
                     y servicios básicos. La situación actual, al obligarnos a revisar las
                     tareas fundamentales para el cuidado y sostén de la vida nos ha
                     llevado a desvelar su utilidad para resolver necesidades básicas en
                     el ámbito individual y colectivo.

                     En una esfera más personal, estos meses de inmovilidad y aisla-
                     miento físico han permitido a quienes han tenido tiempo y respiro
                     poder revisar e interiorizar sus empleos, tareas y ocupaciones bajo
                     la luz del supuesto bien público: mi profesión, mi empleo, ¿sirve al
                     bien público? ¿de qué manera? Un buen momento para preguntar-
                     nos: ¿qué se espera de mí?, ¿de mi profesión?, ¿de mi medio social?
                     ¿Sirvo para algo?

                     Eso ha llevado a algunos analistas y opinadores a resaltar que este
                     tiempo de introspección puede haber servido para renovar la direc-
                     ción y el sentido de nuestro avance social. Pero al mismo tiempo
                     también ha quedado patente como, al tiempo que se hacen llama-
                     das a la unión y a no dejar a nadie atrás, las desigualdades se dis-
                     paran, agrandándose las brechas que nos separan, tanto las digi-
                     tales como las de las relaciones humanas. Por eso es urgente
                     encontrar vías para frenar esta hemorragia de separación que nos
                     deshumaniza.

                     También en este campo, como en tantos otros a lo largo de estos
                     meses, vemos como toman la palabra multitud de expertos enun-
                     ciando sus verdades y recetas, impermeables muchas veces a los
                     elementos de la propia realidad que contradicen sus diagnósticos.
                     Entre estos expertos suman muchos títulos académicos y currículos
                     de intervención social, pero cuesta encontrar a quienes cuentan
                     con un conocimiento de primera mano de lo que supone vivir en
                     pobreza. Tanto antes como después de esta pandemia se reafirma
                     una experiencia social, y tal vez universal, básica: de las personas
                     más pobres no se espera nada.

                     Cuando dos meses después de iniciar el confinamiento una anima-
                     dora Tapori se puso en contacto con un profesor para intentar en-
                     tender por qué a una niña no le han llegado las notificaciones de
                     tareas, recibió por toda respuesta: «De todas maneras no las va a



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