Page 79 - Tendencias 2020
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A  r  t  í  c  u  l  o  s  de
                                                                      o  p  i  n  i  ó  n




                                                                           Garantizar una estabilidad normativa, evitando virajes bruscos en
                       Es difícil que una empresa                          la legislación o la vuelta atrás en las reformas estructurales que
                       emprenda nuevas inversiones,                        han demostrado ser útiles y que han dado buenos resultados en los
                                                                           últimos años, hasta la llegada de esta crisis del COVID-19, es otra
                       que son la base fundamental                         expresión de lo que consideramos seguridad jurídica.

                       del despegue de la actividad                        Esto nos lleva directamente a hablar de la necesidad de garantizar
                                                                           que las iniciativas legislativas que se adoptan para enfocar la re-
                       económica, si desconfía de                          construcción, y en general en el marco de la política económica,
                                                                           cuenten con el necesario consenso y el diálogo social.
                       cuál será el escenario                              No hay o no debería haber otro camino que llegar a acuerdos que

                       económico o político futuro                         nos ayuden a salir de la crisis. Quizás en estos días estemos infra-
                                                                           valorando la importancia de los acuerdos o de los pactos, y puede
                                                                           que los estemos viendo más como concesiones en términos de
                                                                           ganadores y perdedores, que como logros colectivos.

                                                                           Lo cierto es que el diálogo social ha demostrado ser la mejor in-
                                                                           fraestructura de este país. Ha garantizado una paz social funda-
                                                                           mental en los tiempos de crisis, y nos ha permitido adoptar refor-
                                                                           mas vitales para la economía española. Es por ello que sería un
                                                                           error dejar de lado este ámbito de debate y menospreciar los acuer-
                                                                           dos que se puedan alcanzar.

                                                                           ¿Pero diálogo para qué? Es otra de las grandes preguntas que cabe
                                                                           hacerse. Para concretar aún más, el diálogo va a ser más necesario
                                                                           que nunca no solo para que, como decíamos, los cambios legislati-
                                                                           vos se realicen de cara y no para sorpresa de las empresas y los
                                                                           trabajadores en aras de la confianza.

                                                                           En CEOE consideramos que ese diálogo debe propiciar, desde un
                                                                           enfoque más proactivo y no tanto defensivo, un clima favorable a
                                                                           la empresa, a la generación de actividad y empleo. De nuevo, esto
                                                                           no es otra cosa que, además de fomentar un entorno predecible
                                                                           para poder planificar las actividades empresariales sin miedo, con-
                                                                           tar con un entramado legal y administrativo que facilite dicha pla-
                                                                           nificación.

                                                                           Quiero hacer un alto en este camino para recordar que la medida
                                                                           más importante a la hora de afrontar la crisis económica sobreve-
                                                                           nida por el COVID-19 ha sido la aplicación de los expedientes de
                                                                           regulación temporal de empleo (ERTEs), que ha sido una forma de
                                                                           hibernar el empleo en lugar de destruirlo.

                                                                           Desde el inicio de la crisis del COVID-19, los interlocutores sociales
                                                                           y el Gobierno estuvimos de acuerdo en que esta fórmula era la
                                                                           mejor para ganar tiempo y lograr que, de vuelta a la normalidad (no
                                                                           a la nueva normalidad), todos los empleos posibles volvieran al
                                                                           punto inicial, y que las cifras de desempleo no se dispararan. Es
                                                                           decir, conseguir que la crisis se convirtiera en un mero coste de
                                                                           oportunidad.

                                                                           En resumen, todos los agentes implicados hemos convenido que la
                                                                           clave para evitar un mayor perjuicio por la economía y para la so-
                                                                           ciedad en general, ha sido la aplicación de medidas de flexibilidad
                                                                           laboral.

                                                                           En tanto que los ERTEs han servido para salvaguardar empleo, en
                                                                           último término también han logrado salvar gran parte del tejido
                                                                           productivo, pese a que no se ha podido evitar el cierre de cientos
                                                                           de miles de empresas. Esto quiere decir que, salvando el enfoque
                                                                           puramente financiero y de gastos e ingresos de las empresas, esta
                                                                           medida ha sido un facilitador para la planificación de las empresas.



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