Page 96 - Tendencias 2020
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Intensificar la vigilancia implica
redimensionar y complementar
de forma adecuada los equipos
de profesionales en todos los
niveles, en el nivel sanitario y
también en el ámbito
administrativo
En este contexto, es un orgullo haber encontrado una gran dispo-
nibilidad en numerosos fabricantes nacionales, que aseguran en
conjunto la fabricación de varias decenas de millones de mascarillas
cada mes. Justo es también poner en valor la sinergia emprendida
por varias empresas, que han unido sus capacidades para garanti-
zar una mayor autosuficiencia de cara al futuro de equipos tan
esenciales, en situaciones críticas, como son los respiradores.
La segunda prioridad es contar con el conocimiento y la inteligencia
adecuados para actuar antes de que una amenaza se propague.
Durante la crisis sanitaria, se han producido grandes avances en el
funcionamiento de los mecanismos de vigilancia epidemiológica, pero
es imprescindible seguir reforzándolos para que estén aún más inte-
grados. Intensificar la vigilancia implica redimensionar y complemen-
tar de forma adecuada los equipos de profesionales en todos los ni-
veles, en el nivel sanitario y también en el ámbito administrativo.
Una tercera prioridad se concreta en ampliar y aumentar la rapidez
y la adaptabilidad de respuesta del sistema. Para ello, será nece-
sario mantener actualizados los procedimientos de respuesta rápi-
da y coordinada, en todos los niveles de gobierno. Es decir, los
servicios de salud deben estar preparados para, en caso de ser
necesario, poner en marcha los Planes de Contingencia y reactivar
de forma inminente todas sus capacidades replegadas.
El objetivo del sistema debe ser conseguir, que todas y cada una de
las personas que forman parte de los servicios de salud, sepan
cómo y dónde actuar desde el mismo momento en que se activa la
alerta.
La cuarta prioridad se apoya en el valioso protagonismo que juega
la atención primaria, un rol fundamental. Así se ha demostrado en
la gestión de la pandemia, con su rápida adaptación acelerada a la
atención telefónica a los pacientes y al seguimiento domiciliario de
los casos menos graves. Esta alternativa ha contribuido a descon-
gestionar los centros hospitalarios y que los afectados se hayan
recuperado con un menor índice de riesgo en su hogar.
La atención primaria ha actuado como ejemplo de las bondades de
la telemedicina, una línea en la que debemos profundizar.
También a la atención primaria hay que inyectarle recursos huma-
nos suficientes, más médicos y enfermeras. También más medios
tecnológicos. Es urgente completar un proceso de transformación
digital en los servicios de salud y en la implantación de nuevas
tecnologías para la telemedicina centrada en el paciente. Esta
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