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               de los fondos y realizar una vigilancia de su eficiencia más efectiva.
               Este ha sido, hasta ahora, uno de los puntos débiles de la aplicación
               del PRTR en España: su dificultad para trasladar los fondos libera-  Cada vez más estudios
               dos a las iniciativas concretas de las empresas, y en especial a las
               pequeñas y medianas, y traducirlas en proyectos con impacto visi-  afirman que la robótica
               ble en términos productivos y de empleo. Para solventarlo, una de   no está cumpliendo
               las actuaciones necesarias es otorgar un papel más activo a las
               comisiones de seguimiento de los PERTE, con la participación de   con su función de
               los sindicatos.
                                                                          complementariedad
               De otro lado, es necesario crear un entramado legal e institucional
               propicio para el desenvolvimiento de esta actividad industrial re-  y acompañamiento
               forzada. Y para ello es necesaria la aprobación de la Estrategia
               Española de Impulso Industrial 2030, cuyo primer paso debe ser una   al trabajo humano,
               nueva Ley de Industria (que está en proceso de elaboración), des-
               pués de más de treinta años desde que se aprobó la norma vigente   sino que está siendo
               en un sector que se moderniza a pasos agigantados y de manera
               continua. Todo ello enmarcado en un Pacto de Estado para la Indus-  sustitutiva
               tria que concilie de manera expresa los intereses de todos los
               agentes implicados y que ayude a vertebrar el sector aportando de
               manera colectiva por la reindustrialización, la relocalización y la
               formación en perfiles profesionales adecuados para trabajar en las
               nuevas tecnologías que ya determinan la realidad productiva.


               Una digitalización transversal e integradora

               El proceso de transformación digital representa, hoy por hoy, el
               principal vector de actividad de nuestra economía. No es algo
               nuevo, pero sí se ha acelerado, de forma vertiginosa, desde la
               irrupción de la pandemia. Un suceso que emergió numerosas vul-
               nerabilidades, especialmente en términos de brecha digital, tanto
               de personas trabajadoras como de empresas, patronales y ciuda-
               danía en general.

               La digitalización impacta de forma profunda y capilar en nuestro
               sistema de relaciones laborales, en nuestra forma de trabajar y en
               el empleo en general. Así, coinciden en esta revolución digital una
               amalgama de tecnologías disruptivas nunca vista anteriormente
               (robots, IA, conectividad 5G y fibra óptica, comercio electrónico,
               cloud y edge computing, machine learning, drones, supercomputa-
               ción, plataformas digitales, realidad virtual y aumentada, etcétera)
               que, tanto por su número como por su capacidad transformadora,
               modifican la organización y reparto del trabajo, a cambio de aumen-
               tar la productividad y la capacidad competitiva de las empresas.

               Sin embargo, la relación de todas estas tecnologías no siempre ha
               sido amigable con el empleo y con las personas trabajadoras. La
               primera piedra de toque, las denominadas plataformas digitales (en
               un principio de reparto a domicilio, ahora ya presentes en otros
               sectores) supusieron el mayor retroceso en condiciones laborales
               que hemos registrado en décadas. Un control algorítmico abusivo
               y extractivo, bajo una vigilancia y control extremo, sin transparencia
               y deshumanizado, con unas retribuciones miserables y unas jorna-
               das interminables, nos demostraron que una digitalización sin re-
               gulación -y sin un contrapeso social- significa una amenaza muy
               superior a cualquier beneficio. Gracias a la acción sindical de UGT,
               que judicializó este ilícito, se logró que el Tribunal Supremo reco-
               nociese la laboralidad de los riders, génesis de la actual ley y de la
               nueva Directiva europea sobre la materia.

               Otra consecuencia del binomio pandemia y digitalización fue el
               auge del teletrabajo. El confinamiento nos permitió, primero por la



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