Expresamos nuestro más profundo pesar ante la noticia del inesperado fallecimiento, el día de ayer, del ex director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), Federico Mayor Zaragoza.
Nacido en Barcelona en 1934, estudió Farmacia en la Universidad Complutense, llegando a ser catedrático de Bioquímica en las Universidades de Granada y Autónoma de Madrid. En el ámbito científico destacó entre otros motivos por ser el cofundador en 1974 del Centro de Biología Molecular «Severo Ochoa». Entre las responsabilidades políticas que desempeñó destacan ser diputado del Parlamento Español (1977-78), ministro de Educación y Ciencia (1981-1982), diputado del Parlamento Europeo (1987) y finalmente director general de la UNESCO entre 1987 y 1999, fundando, tras dejar el organismo, la Fundación para una Cultura de Paz, la cual ha presidido hasta el día mismo de su fallecimiento, y que se creó para avanzar en los objetivos de su programa más querido al frente de la UNESCO, el «Programa Cultura de Paz», los cuales son: la educación para la paz, los derechos humanos y la democracia; la lucha contra la exclusión y la pobreza; la defensa del pluralismo cultural y diálogo intercultural; y la prevención de conflictos y consolidación de la paz.
Nuestro país pierde a un referente ético y a uno de los grandes valores políticos e intelectuales, de talla internacional, del último siglo. En la Fundación perdemos a un colaborador, a quién tuvimos el honor de conceder el Premio extraordinario Manuel Fernández López «Lito» en 2015, que siempre aceptó participar en diferentes actividades que se le propusieron, destacando su implicación en la campaña de protección del inmueble fotografiado por Robert Capa en la calle Peironcely 10 de Entrevías, a la cual dio su apoyo fundamental y desinteresado.