«Cualquier desarrollo que tenga que ver con el comercio y la economía debe tener en cuenta a las personas y buscar equilibrios para salvaguardar los derechos de los trabajadores que supongan un compromiso para una economía más justa», afirmó el director de AGFITEL, Félix González, en la presentación de la jornada que sobre «El Tratado TTIP y la Economía de Mercado» se celebró esta mañana en la sede del Consejo Económico y Social y a la que asistieron, entre otros, destacados representantes sindicales y empresariales, junto a eurodiputados españoles y representantes de las embajadas de EEUU, Francia y Reino Unido. González mostró su preocupación por la globalización y los retos de la economía mundial, y señaló la importancia de los aspectos sociales, como el empleo, en el desarrollo del futuro tratado. El Tratado TTIP y la economía de mercado
La primera mesa de debate, moderada por Carlos Molina, periodista de Cinco Días, se centró en el «Tratado TTIP y su incidencia en Europa». El primer ponente en intervenir, Ignacio Iruarrizaga defendió la importancia para Europa y para España del tratado. Señaló que los resultados de los estudios de impacto apuntan a que el tratado supone un paso positivo para la UE y para España, con un crecimiento importante en el comercio, el PIB y los salarios. Defendió que el TTIP es un acuerdo diferente a otros pactos en cuanto a la cooperación reglamentaria, que respeta el derecho a regular de cada una de las partes y puede ser modelo para otros acuerdos en cuanto a la transparencia que establece entre las dos partes en la elaboración del mismo, por ejemplo, en lo que se refiere a la elaboración de los estudios de impacto. Ignacio Iruarrizaga negó que el TTIP no sea un tratado transparente, y recordó que el acuerdo que se está negociando respeta al Consejo y al Parlamento Europeos, cuenta con un comité consultivo, acceso público a las propuestas de la UE a través de internet, y además los gobiernos y Parlamentos de los estados miembros pueden acceder a los documentos. Señaló también que el TTIP no se puede dejar sólo en manos de las multinacionales, y que va a incorporar las normas fundamentales de la OIT, unas normas que hay que negociar.
El economista José Carlos Díez criticó las políticas proteccionistas adoptadas por los gobiernos por ser regresivas y apostó por el libre comercio. Criticó que el Tratado representa a dos tercios del comercio mundial, y que no es un acuerdo de libre comercio. Por ello pidió volver al multilateralismo. No obstante y por la información que tiene consideró que las negociaciones del TTIP van para largo. Se congratuló de que, como afirmó Ignacio Iruarrizaga “no se deje el libre comercio en manos de multinacionales” y reclamó la necesidad de poner límites. Señaló además que el debate de los sindicatos está en la búsqueda de la equidad y en la redistribución de la riqueza. Abogó por que el tratado tenga “un espíritu multilateral” que incorpore a todas las partes, a la OIT y las leyes laborales, e incorpore una gobernanza global, sin olvidar aspectos relacionados con la protección medioambiental y el cambio climático. Insistió en que “hay que ampliar el foco del tratado”. Recordó que el TTIP “no es una constitución europea”, y por ello debe imbricarse con las normas y leyes locales de cada país miembro. Finalmente insistió en que “no hay que ser proteccionista y debe haber una política social que apoye a los sectores”.
Fidel Gavilán, economista del sindicato belga ABVV. denunció que “el TTIP no es un chiste sino algo más grave, y sobre todo es grave para el empleo y los derechos sociales”. Recordó que frente a la promesa de crear empleos gracias al TTIP, otros estudios afirman que se perderán 60.000 empleos. La política de austeridad europea y la crisis han hecho perder 5 millones de empleos. Alertó de que la protección social en EEUU es mínima, y su legislación debilita el mundo sindical y se niega a reconocer derechos de la OIT, y advirtió del riesgo de liberalización y de privatizaciones que supondrá la puesta en marcha del TTIP. La banca europea defiende el TTIP. Frente a quienes afirman que no se va a privatizar con el TTIP, recordó lo que ha pasado en Grecia. En esta línea señaló que el TTIP va a suponer también riesgos para el proceso democrático con la creación de un Tribunal supranacional que permitirá a las multinacionales atacar a los gobiernos. Se definió como “no contrarios la libre comercio, como ocurre en el sector del automóvil”, pero defendió “acuerdos sector por sector y no dar carta blanca para todos los sectores”.
Mario Armero, vicepresidente Ejecutivo de ANFAC centró su intervención en la industria del automóvil y el TTIP . Recordó que España cuenta con 17 plantas y una gran diversidad de productos. “Hemos sido receptores de grandes inversiones y de adjudicación de modelos en todas nuestras plantas, y queremos que todo esto siga adelante”. Señaló que este año España ha crecido un 13,47% en la producción de vehículos y somos la octava potencia mundial, lo que supone el 4% de la producción mundial. El automóvil y los componentes lidera el crecimiento de las exportaciones en nuestro país, con mas de 34.000 millones de euros. No obstante, el sector quiere seguir creciendo en España. Sin embargo, alertó sobre un exceso de autocomplacencia “ya que queda mucho por hacer”. Insistió en que para seguir siendo competitivos “hay que continuar con el diálogo social, con una logística eficiente, una energía competitiva y una regulación inteligente”. Y por encima de todo, lo fundamental para crecer “es la apertura comercial a otros mercados”, y por ello mostró su preocupación por las incertidumbre internacionales de la economía y el estancamiento del mercado mundial. Hay que fomentar el comercio frente a la política proteccionista. Defendió el TTIP “por ser una gran oportunidad” pero abogó por “un acuerdo ambicioso y de calidad”. Los estudios sobre el impacto auguran un incremento en el sector del automóvil, en torno al 240.000 vehículos año al para Europa, un 1,5% más de la producción de vehículos y componentes en Europa (+149% más de exportación a Europa), un 0,9% de aumento para España. Insistió en que a la industria del automóvil “le siente bien la apertura”, pero “hay retos importantes” como el desarrollo de los vehículos conectado y el eléctrico.
China y la economía de libre mercado
La segunda mesa de debate, moderada por el director adjunto de El Economista, Juan José Santacana, se inició con la intervención de la secretaria general de Política Arancelaria del Ministerio de Economía, Ángeles Bosch, quien se preguntó si debemos reconocer a China como economía de mercado. Hay opiniones contrarias dentro de la Unión Europea, y recordó la problemática que supone la expiración de cierto protocolos de la Organización Mundial del Comercio, organismo en el que entró Chima hace solo quince años, que podría suponer cambios en nuestra legislación. Señaló que la UE no reconoce a China como economía de mercado y por ello se aplican medidas antidumping de acuerdo con esta consideración. La Comisión Europea tiene un reto difícil de resolver, una vertiente jurídica, otra de carácter estratégico por el peso de China y el más importante, el impacto económico de la decisión, sea cual sea la que se adopte, que tendrá un efecto negativo sobre la economía europea y su empleo en un contexto difícil, tanto en Europa como en China. Recordó que la industria europea se ha movilizado y ha puesto sobre la mesa el gran dilema de esta decisión, que podría suponer una enorme pérdida de empleo. La Comisión Europea no ha tomado ninguna decisión pero está haciendo un estudio de impacto profundo para abordar los pros y contras y conocer la opinión de todas las partes, incluidos los agentes sociales. A este respecto, resaltó que tenemos que ir todos juntos porque nos jugamos mucho y debemos tener altura de miras y tener en cuenta el bien común, con la participación de empresas y sindicatos desde una manea leal.
A continuación, el secretario general de IndustriALL Global Union, Jyrki Raina,reconoció que el libre comercio es un tema difícil para los sindicatos, que presenta posiciones distintas según de donde provengan las organizaciones sindicales. Lamentó que las condiciones de los trabajadores sean muy distintas en cada país y que los sindicatos sigan estando perseguidos en algunos países. El libre comercio no es tan “libre” y no se compite en igualdad de condiciones e insistió en que “las normas laborales son una parte esencial de los tratados de libre comercio”. Raina señaló que “al hablar de China, hablamos de algo muy distinto a nuestra realidad. El tamaño de mercado asusta a nuestros líderes, que olvidan el problema de los derechos humanos en China, donde no hay libertad de expresión ni sindicatos libre e independientes”. Y aunque China está abordando un programa de mejoras, como el incremento de su salario medio, que ya está por encima de los trabajadores mexicanos, la concesión a China del estatuto de libre mercado es aún prematuro. El vínculo entre los derechos sindicales y el desarrollo económico es muy estrecho. Por ello “hay que erradicar el dumping y proteger la propiedad intelectual. China tiene que hacer antes cambios para poder ser reconocida, aunque reconoció que “no podemos aislarla”. Insistió en que IndustriALL está trabajando a nivel local en China para que se respeten los derechos delos trabajadores, aunque es un proceso lento pero están dando pasos para asegurar que los trabajadores puedan elegir a sus representantes, puedan desarrollar convenios colectivos, e implantar políticas de protección a la salud seguridad de los trabajadores.
Por su parte, Andrés Barceló, director general de Unesid, señaló que China ha hecho un cambio impresionante en los últimos años, al pasar de ser país un receptor a ser productor, como por ejemplo en la industria del acero, que además presenta productos de buena calidad. Destacó que China es la segunda economía del mundo y produce más ingenieros que EEUU y Europa, pero tiene un problema de sobrecapacidad por la caída de la demanda. Sin embargo, China ya ha identificado los problemas pero tiene que aplicar las medidas. Y lo que está haciendo es inundar los mercados, sobre todo el europeo, que es el más abierto del mundo, incluso que el americano, que defiende a su industria, por lo que señaló que “necesitamos medidas de defensa comercial inmediatas ya que nuestro sistema europeo de defensa tiene debilidades”. Por ello, ·debemos centrarnos en la política industrial y en la política económica y defendernos de la presión China, que está comprando de todo y está haciendo, literalmente, una política de chantaje”. Ante estas prácticas abogó por “hacer algo efectivo” por buscar “una salida para que Europa sea un destino atractivo para las inversiones”.
Pedro Riaza, secretario general de Ascer, inició su intervención afirmando que China “no ha evolucionado nada desde 2001 para ser considerada economía libre de mercado”. Lo único en lo que ha avanzado en estos quince años es “en la lucha contra la economía del trueque, pero en todo lo demás lo mantiene intacto”. Señaló que “en el sector de la cerámica ha pasado de no contar en el mercado a convertirse en la primera potencia mundial, arropada por el fuerte intervencionismo del estado”. Advirtió que “algunos estudios calculan que la consideración de economía de mercado supondría la perdida de tres millones y medio de empleos industriales en Europa”. El temor a China estriba “en su agresividad en los mercados internacionales desde que tuvo acceso a los mismos e inició una carrera hacia adelante, como en el sector cerámico”. China tiene una enorme sobrecapacidad productiva en muchas industrias (acero, aluminio cemento refino, vidrio, plano y papel) han caído en su capacidad productiva. En algunos sectores producen más que todo el resto del mundo, como en la producción de acero. Las medidas que está tomando el gobierno chino están forzando la agresividad de sus industrias. En el sector cerámico, se prevé cerrar en 2020 una de cada tres empresas chinas. Finalmente alertó de que “si Europa no tiene posibilidad de defensa comercial, el riesgo de destrucción de la industria es real”.
Por su parte, Jesús Gallego, nuevo secretario de Relaciones Internacionales de UGT, trasladó al auditorio su preocupación ante la posibilidad de que China sea reconocida como economía de libre mercado, y también insistió en la actitud crítica del Sindicato ante el opaco proceso de negociación del TTIP y, sobre todo, en relación con las consecuencias de su implantación sobre los derechos laborales y los servicios sociales en Europa.