Entre los días 1 y 18 de octubre ha tenido lugar la cuarta y última campaña de excavaciones arqueológicas en la plaza del fotógrafo Robert Capa, en busca de los restos de la viviendas destruidas durante los bombardeos que tuvieron lugar en noviembre de 1936 por parte de la aviación alemana en apoyo del ejercito sublevado contra el Gobierno de la República.
La excavación de este año ha estado dirigida, como los anteriores, por el arqueólogo del Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC (Incipit), Alfredo González Ruibal y ha contado con la participación de distintos arqueólogos especializados en arqueología del siglo XX y de la Guerra Civil, algunos con largos años de experiencia como Luis Antonio Ruiz Casero, y otros que comienzan ahora su labor profesional como Eduardo Alcántara, Sofía López Velasco y Lucía Valentín Gamazo, todos ellos apoyados en los trabajos por estudiantes en prácticas de las facultades de Geografía e Historia de la Universidad Complutense.
En los trabajos de este año se ha continuado con la excavación del basurero hallado en los últimos días de trabajo de la campaña del año pasado y que ha podido relacionarse con las viviendas anteriores a la Guerra Civil, en el que se hallaron numerosos restos materiales que dan indicios del tipo de vida y alimentación que tenían los habitantes de los inmuebles destruidos durante la guerra, encontrándose numerosos restos de vajilla. A partir de estos restos puede inferirse que en los años 20 y 30 la población del barrio contaba con un nivel de vida digno: las viviendas contaban con alcantarillado, electricidad y baños, y los objetos hallados —vajillas finas, tazas de té o restos de alimentos antes asociados a familias acomodadas— revelan una convivencia social diversa. Todo ese modelo desapareció tras la guerra. La dictadura, la destrucción y el hambre provocaron un fuerte retroceso: muchas familias acabaron viviendo en chabolas sin servicios básicos durante décadas. En conjunto, los materiales recuperados confirman que la prosperidad obrera previa quedó abruptamente interrumpida y que el llamado “milagro económico” franquista no supuso una mejora real para gran parte de la población hasta muchos años después.
En otra zona de la plaza del Fotógrafo Robert Capa se ha excavado en busca del cráter dejado por una de las bombas lanzadas por la aviación, presuntamente italiana, que apoyaba al ejército sublevado. Este socavón puede verse en algunas fotografías antiguas entre la fachada posterior de la antigua iglesia de San Carlos Borromeo, ya desaparecida, como consecuencia de los bombardeos y sustituida por una nueva a comienzos de los años cincuenta, y la vivienda situada en Peironcely 6, también desrruida en estos bombardeos. Sobre el agujero dejado por la bomba se construyeron a partir de los años finales de la década de los 40, viviendas autoconstruidas como las que han aparecido en las anteriores campañas de excavación, que han impedido acceder a los restos del impacto del proyectil lanzado por los aeroplanos.
Finalmente, y por primera vez, la excavación se ha realizado también en la acera de los impares de la calle Peironcely, donde se ha excavado, con resultados no concluyentes, en busca de un edificio de grandes dimensiones que aparece en las fotografías aéreas de los años 30 y 40, y que los vecinos más ancianos identificaban con un teatro, aunque no se ha podido encontrar rastro documental de la existencia del mismo.
Como sucedió durante las anteriores campañas, acompañando a los trabajos científicos, desde la Fundación se organizaron visitas, para que los centros educativos y cualquier otro interesado en la historia y el patrimonio pudiera visitar el espacio en una visita guiada que contextualizara los restos físicos hallados con lo ocurrido en ese lugar entre 1923 y la actualidad. A estas visitas guiadas acudieron en torno a 650 personas, entre colegios, institutos y asociaciones varias, más un numeroso grupo de asistentes que acudió a la jornada de puertas abiertas realizada la mañana del sábado 18 de octubre.
Estos trabajos fueron coorganizados entre el Incipit y la Fundación Manuel Fernández «Lito» (antes Anastasio de Gracia) y recibieron una ayuda del Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática, a través de las subvenciones en régimen de concurrencia competitiva para actividades relacionadas con la recuperación de la Memoria Democrática y las víctimas de la Guerra Civil y de la Dictadura, en su convocatoria para el año 2024.